Platero y yo

Había una vez un pequeño asno llamado Platero, cuya piel se encuentra cubierta de un pelo tan suave como la seda, y tan abundante que parece que no tiene huesos. Sus ojos son tan oscuros como la noche y por eso transmite dureza en su mirada.
Es tan alegre y adora andar suelto por el prado. Las flores le transmiten paz y es tan bueno ver como las acaricia. Con su hocico delicadamente se acerca y las siente, no importa sin son rosas, gualdas, celestes o cualquier otra florecilla. Cada vez que digo “¿Platero?”, no duda en venir a mí, y siempre lo hace trotando de una forma, con sus cascabeles bien movidos, que parece que se está riendo.
Su apetito es único y es capaz de comer todo lo que yo le dé. Entre sus preferidas están las naranjas y las mandarinas, sin olvidarnos de las uvas moscatel, los higos morados y todas las de ámbar.
 Todos lo que no lo conocen les parece muy tierno al igual que los niños, aunque en realidad es muy fuerte y duro por dentro, tanto como una piedra. Llama la atención de todos, y aún más los domingos cuando paseamos. Este día yo ando sobre por todo el pueblo y los campesinos nos miran fijamente.
Al leer un diccionario Asnografía pude ver cómo, irónicamente, se dice la descripción del asno. Al ver aquella situación me sentí muy mal pues es tan bueno Platero. ¡No merece que lo describan así!
Cuando nos referimos a ti y se pretende describirte, ¿por qué tratarte así irónicamente?, ¿por qué acudir a describirte como si estuviésemos en un cuento? Al hombre bueno se le dice asno y al asno malo se le llama por hombre, entonces tú que eres amigo de todos tanto del viejo como de los niños, de las mariposas, del perro, del arroyo, del sol y la luna; que eres tan simpático, sabio, sensible, calmado y pensativo, Marcos Aurelio de los prados.
Sé que platero es capaz de comprender cada una de las palabras que digo. Sus negros ojos me miran sin pestañar, demostrando la firmeza de su mirada. Mientras me observa algunos pequeños rayitos sol iluminan esos oscuros azabaches que tiene como ojos reflejando un color verdinegro. ¡Como quisiera que su gran cabeza llena de pelos fuese capaz de ver cómo yo trato de revertir lo que esos malvados hombres ponen en los diccionarios!
Cuando he terminado de leer este irónico significado, al margen del libro escribí, Asnografía, sentido figurado y lo que hace es describir a todos los tontos que escriben diccionarios.
¡Platero he venido de estar con tu muerte! Todo permanece del mismo modo. Estas vivo, estas aquí a mi lado. He venido solo pues aquellos que eran niños han crecido, ahora son hombres y mujeres. La ruina no nos afectara, no caerá sobre nosotros semejante desdicha, hemos afrontado lo malo y aún estamos de pie y tenemos en nuestro poder la mejor de todas las riquezas, nuestros corazones.
Mi corazón para mi es suficiente, es lo más grande que puedo tener, quisiera saber si para ellos el suyo también lo es. Si sus pensamientos se parecieran a los míos, aunque mejor no y así se evitarían conservar en su memoria la tristeza que llevo como consecuencia de mis actos infames, de insolencia y de mis descortesías.
Eres tú mi bien, mi confidente, solo tú conoces cosas que nadie se imagina. ¡Qué felicidad hablar contigo! Pondré en su lugar cada uno de mis actos dejando como presente toda la vida y que el pasado sea tan pequeño como una florecilla y permanezca en el recuerdo, calmado en la sombra y con una suave fragancia.
Te digo Platero que, tú permaneces en el pasado, pero para ti que significa el pasado, si tú vives en lo eterno, y al igual que yo en tu mano sostienes el sol de cada amanecer igual que como crece el corazón de Dios eterno.

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