CINCUENTA Y CINCO MENTES - CAPÍTULO 1: EL INTERCAMBIO
Capítulo 1: Intercambio
Me dirigía al trabajo como todos los días, un poco
desanimado ya que últimamente tenía muchas pesadillas o al menos esa era mi
sensación. Ese vuelo Japón – Londres me tenía un poco nervioso.
Iba bastante cansado al trabajo y para colmo mi jefe no me
trataba muy bien y no sé porque, pero me parecía que solo me trataba así a mí.
Era el típico cascarrabias que andaba siempre ocupado.
Todo empezó una mañana como otra cualquiera, perdiendo el
tiempo eligiendo la ropa para ir al trabajo, terminé de atarme los cordones y
bajé a desayunar. Sin pensarlo mi madre me pidió que cogiera las maletas para
irnos de viaje, sin aclarar nada y sin poder realizar preguntas. Entramos en un
coche negro con todos los cristales tintados y puso rumbo al aeropuerto.
Me pilló lavando el coche y ahora me encuentro en un
aeropuerto donde desconozco el destino, pero sé que estaré 22 horas volando.
Tin, tin, tin, próximo vuelo Japón – Londres, los pasajeros
que embarquen por la puerta H. ¡Corre que no llegamos!, exclamó mi madre.
Sentados en el avión, las azafatas nos comunican que la nave 221 está a punto
de llegar a su destino, miro a mi madre y tenemos la misma expresión, ¿tan
rápido? De repente suena un zumbido en mis oídos, se nubla todo y me encuentro
en mi cama, de nuevo ese sueño.
Sentado en la cocina, bebiendo el café de todas las mañanas
y pensando en el día que me esperaba. Conduciendo hacia la gasolinera me sonó
el teléfono, lo raro es que aparecía como número oculto y no tenía idea de quién
podía ser, para salir de dudas lo cogí.
Una voz muy peculiar pero conocida dijo:
-
Diríjase a la calle
221, ha ocurrido un suceso.
Al momento pensé en el nombre de un amigo y cada vez me
ponía más nervioso al recordar que vivía allí. Aparqué en medio de la
carretera, golpeando a mi paso varios contenedores de basura, comencé a correr
pensando en lo peor. Cuando abrí la puerta y entré dentro me taparon los ojos
con un antifaz y me sentaron en medio de una sala.
Alguien me toca el hombro y me acompaña por el pasillo,
oscuro, estrecho, pero con unos tipos de candelabros en ambas paredes. Mientras
andaba, me sentía más tranquilo, en mi cabeza, miles de cosas podían ocurrir,
pero gracias a que me había colocado mal el antifaz pude ver uno de los zapatos
del extraño y los conocía.
La voz de Siri comenzó a hablar y dijo:
-
Vamos al aeropuerto.
Pensé ¿Otra vez?, no puede ser.
Camino del aeropuerto y con los ojos vendados, pensaba en
mi amigo. No había escuchado nada sobre él y había entrado en su casa con los
ojos vendados y sin escucharle.
El coche aparca en una zona donde había mucha claridad y no
se escuchaba nadie, me quitan la venda y al principio muy encandilado por la
luz, me veo en medio de una sala enorme con una avioneta en el interior.
-
¿No te acuerdas de mí?,
dijo una voz a lo lejos y peculiar.
Cuando se acercó, no podía creerlo. Mi amigo de la
infancia, su casa, los ojos vendados… y me lo encuentro allí, en esa sala
enorme y con varias personas a su alrededor.
-
Hace mucho tiempo que
no nos vemos ¿eh?, ¿me recuerdas?, preguntó.
-
Claro que te recuerdo…
-
Oye, espero que puedas
perdonarme, no quería asustarte con todo esto, pero no sabía cómo hacerlo para
que nadie nos viera juntos. Aquel día nos enfadamos mucho y dijimos cosas que
ambos nos arrepentimos, pero hoy, es hora de cambiar.
-
Si claro, yo también lo
siento.
-
¿Todavía no te lo han
dicho?, me preguntó incómodamente. Construí una empresa hace unos años y ahora
todo esto es mío, bueno… nuestro.
-
¿Nuestro?
-
Claro, ¿creías que no
me acordaría de ti?, dijo seguidamente de una risa. Nuestro invento funcionó,
pero desapareciste y no pude contactar contigo, quise llamarte, pero sabía y
entendía que no quisieras hablarme.
Pensé en todo lo que podía decirle en ese momento, pero era
incapaz, me alegraba mucho de verlo.
Hace unos años en un viaje a Tokio, justo antes de
enfadarnos, creamos un chip localizador que permitía ver en nuestros ojos un
mapa de cualquier ciudad, museos, cines, oficinas, restaurantes, todo tipo de
precios… Nuestra compañía quiso mudarse a Tokio, pero yo me negué, no quería
dejar a todos mis amigos y familiares.
La charla con los trabajadores fue un poco incómoda y se
pasó el tiempo muy lento, al cabo de un rato, me encontraba en mi casa de
vuelta, haciendo las maletas para un viaje de los más inesperado.
A la mañana siguiente, ya estábamos todos en el aeropuerto,
excepto yo, que todavía estaba en casa, pensando en qué hacer. Unas horas más
tardes recibo una llamada telefónica.
-
¿Dónde estás?, nuestro
vuelo va a partir y no podemos esperar más.
Colgué el teléfono sin dar una respuesta y no quise saber
nada más de la compañía. Al cabo de los meses, me enteré por las noticias que
nuestra empresa había realizado un intercambio, en el periódico apenas salía
información, sólo podía leer:
Nuevo destino cerca de
todos ustedes.
Y ahora me encontraba aquí, sentado en una silla, en medio de un hangar y con mi antiguo socio, diciéndome que la empresa había funcionado y era dueño de una multinacional. Mucha información para un día tan ajetreado.
👏
ResponderEliminar🛩🛩🛩👏👏👏
ResponderEliminar🤔 ¡Qué buena pinta! 😘
ResponderEliminarEstoy deseando leer más. Me está gustando mucho. Preciosa idea. 😄
ResponderEliminarGRACIAS A TODOS Y A LOS ALUMNOS/AS DE 6º DE PRIMARIA
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar¡Qué ganas del 2º capítulo!
ResponderEliminarigual
EliminarQue guay buena idea
ResponderEliminareste libro es muy interesante
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